Cuando no sabes a dónde vas, cualquier camino puede servir.
Pero todos dan miedo, dan miedo los cruces de camino, da miedo PARTIR, da miedo VOLVER
Pero todos dan miedo, dan miedo los cruces de camino, da miedo PARTIR, da miedo VOLVER
No sabemos si preguntar porque le tememos también a las respuestas. No queremos hablar por temor a equivocarnos mas pero si no sabemos hacia dónde vamos, lo mejor es dejarse llevar, algo así como flotar en el viento. A veces hay que desprenderse del equipaje, dejar todo a un lado sacudir ese miedo y como una pluma dejarse llevar.
Entonces a cada paso habrá un paisaje, una emoción o una contrariedad que nos reconcilie con la vida.
Entonces a cada paso habrá un paisaje, una emoción o una contrariedad que nos reconcilie con la vida.
y algún día nos quedaran unos cuantos recuerdos, que nos ayuden a poder DECIR “estuve en aquel abismo y logre saltar al otro lado”, para poder decir “sentí tanta pasión”, para poder decir “estuve en tal pueblo fantasma por que sentí tanta SOLEDAD, pero abrí los ojos y no estaba SOLA”. Para poder decir “yo estuve ahí”. Para poder decir ESTABA TRISTE pero volví a sonreír, es necesario no temerle a partir, ni a volver. Porque estamos en una encrucijada de caminos que parten y que vuelven, si no sabemos hacia dónde ir, hay que dejarse llevar por el viento.
El viento lleva, y a la vez trae. El viento nos puede llevar a lugares insospechados.
El viento lleva, y a la vez trae. El viento nos puede llevar a lugares insospechados.
Flotando en el aire, están todas las preguntas y todas las respuestas solo debemos entender cual es la indicada. Y flotando en el viento, iremos a donde debamos ir.
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